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Lunes, 3 de agosto de 2015

NUEVA CRÍTICA DISCOGRÁFICA

Sobre el disco con el Concierto para violín de Wolf-Ferrari que grabamos con Benjamin Schmid (Farao)


Farao Classics

E. Wolf-Ferrari: Violinkonzert

Benjamin Schmid, Oviedo Filarmonia, Friedrich Haider

Crítica de Robert Hugill (23 de julio, 2015)

Para ver el artículo original, pincha aquí.

 

 

"La música de Ermanno Wolf-Ferrari (1876-1948) se ha mantenido al margen del repertorio a pesar de alguna oleada de interés poco habitual. De padres italianos y alemanes, y dividido entre las dos culturas, es más conocido por sus óperas. Pero este disco de Friedrich Haider y Oviedo Filarmonía, con el violinista Benjamin Schmid, explora su Concierto para Violín Op.26, "Guila Bustabo en ammirazione", que se combina con una selección de música de sus óperas, el preludio de Il Campiello, las oberturas de Le donne duriose y de L'amore medico, y el intermezzo de I quatro Rusteghi.

 

 

(Foto: E. Wolf-Ferrari)
 
 
El Concierto para violín fue estrenado en 1943 por la violinista Guila Bustabo (1916-2002), para la que fue escrito. Bustabo tenía también un origen mixto, pues nació en América, de padre italiano y madre checa. Sin preocuparse demasiado por cuestiones relacionadas con la guerra (se ha sugerido que no era afín temperalmente a los americanos, o que pudo haber influido su madre en cuestiones políticas), por lo que pasó los años de la guerra de gira por Europa. Bustabo conoció a Wolf-Ferrari en 1939, tras oir su ópera La Dama Boba y ambos desarrollaron una relación estrecha, casi romántica, aunque platónica. El resultado es el Concierto para violín, que Bustabo estrenó en 1943.
 
 
(Foto: Guila Bustabo ©The Strad)
 
Aquí lo interpreta el joven y talentoso violinista austríaco Benjamin Schmid que, sin duda, sostiene un trabajo desafiante, que el solista defiende sin temblores. El concierto es una obra ambiciosa, que dura unos 36 minutos, y la línea del violín solista es de bravura. Al igual que el concierto de Tchaikovsky, el solista "canta" con hermosa línea, mientras abarca un sinfín de obstáculos técnicos. Pero las recompensas son muy grandes. Schmid interpreta la obra con un sonido elegante y su forma de tocar es líricamente expresiva en todo momento. El elemento virtuoso es paralelo, finamente, a la textura de la música. Así, Schmid nunca exagera los elementos y controla las pulsaciones románticas.
 
Presenta cuatro movimientos, Fantasia, Romanza, Improvviso y Rondo Finale con un carácter intenso, de anhelo lírico, que predomina. La Fantasia comienza con una fascinante y un tanto exótica melodía, en una cantilena a solo del violín, que se desarrolla en un movimiento largo y apasionado. El estilo de Wolf-Ferrari combina el lirismo melódico de Italia, con la estructura y complejidad formal típicamente alemana. Como si Brahms o Tchaikovsky hubieran viajado hasta el sur de Italia, con su dieta de vino tinto y sol. Ciertamente, la música no participa de los ismos del siglo XX, pero ahora podemos apreciar la fuerza de la artesanía de Wolf-Ferrari y la inspiración que pareció encontrar en la joven violinista.
 
 

 
 
La Romanza es también inquietante, seguido por el Improvviso, que comienza de forma oscura y dramática, y aunque el tempo aumenta, nunca se sugiere un scherzo, si bien podemos apreciar el maravilloso uso de Wolf-Ferrari de texturas orquestales y la forma en que se crea un diálogo dramático para solista y orquesta. El Rondo Finale nos conduce a una conclusión bastante alegre, como la obertura de una de las comedias operísticas de Wolf-Ferrari. Un gran cadenza, muy lírica, y con reminiscencias de los movimientos anteriores, nos lleva a un final poco convencional.
 
Friedrich Haider y Oviedo Filarmonía combinan el concierto con una selección de música de las óperas de Wolf-Ferrari. Empezamos con el preludio, calmado, de Il Campiello, seguido de la obertura de Le donne curiose. Esta última es una pieza más elaborada, una obertura más bien tradicional, plena de carácter para adelantarnos al drama. Lo mismo puede decirse de la obertura de L'amore médico, para terminar con el encantador intermezzo de I quatro Rusteghi. Son piezas de verdadero encanto y, sin duda, sirven para abrirnos el apetito, para escuchar más música de ópera del compositor.
 
 

 
 
El Concierto para violín de Wolf-Ferrari es un descubrimiento importante y merece la pena difundirse mucho más ampliamente. La interpretación de este disco debería servir para ello. Haider tiene un compromiso apasionado con la música de Wolf-Ferrari y aquí se refleja finamente con el juego expresivo de la orquesta, y en Schmid tiene un solista ideal por su combinación de habilidades técnicas e intenso lirismo. El pack lo completa un DVD con un documental, Liebesklarung un Geigerin Eine, como base para escuchar el concierto, que parte de la relación entre el compositor y su solista. El documental está en YouTube [puedes verlo sobre estas líneas!].
 
(Traducción de D. Díaz).

 

 





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